~ I Hear Your Beating Heart Tonight ~

Bueno, una capítulo que le prometí a Katista. Va por ti, guapísima: Mike andaba con pasos muy decididos. Iba mirando al frente, mientras nosotros, sus alumnos, mirábamos el suelo, más que nada para no ver la sala. Mike, Jason, Lyla, Geanina y yo. Al parecer, nosotros éramos los únicos del grupo que se habían atrevido a aparecer por aquel sitio. - Al fin estáis aquí.-dijo Payer. Era el monitor de uno de los otros grupos. - Sin rencores.-dijo Mike, ofreciéndole su mano. - ¿Acaso pretendes que toque esa asquerosa mano llena de tierra?-preguntó Payer. - Un respeto.-interrumpió Lyla.-Ante todo hay que ser educado. - Cierra la boca, Wright.-gritó Mike, entre dientes. Jason empezó a hablar con Geanina, mientras Lyla se juntaba con otros grupos. Yo me quedé ahí, sin articular ninguna palabra. Miré a todas las personas que había en la enorme sala. Nuestro grupo iba con un uniforme de color gris y negro. El grupo de Payer iba con un uniforme amarillo oscuro. Era un color tan odioso como todos los que constataban ese equipo. - Mueve tu trasero, Summers.-susurró Mike en mi oído. - ¿A dónde voy?-pregunté. - No me importa.-dijo.-Con tal de que hagas algo. Era en esos momentos donde Mike realmente era igual que Payer. Siempre mandando, sin tener compasión por los demás. Eso era lo que le caracteriza desde hace años, pero eso no evita que se gane el odio de alguien; al contrario. Iba retrocediendo. Cada vez peor. Y estaba a punto de cumplir los 21 años; vaya destrozo de hombre. Me dirigí con el grupo de Lomya (una joven profesora) hacia el puesto de lucha cuerpo a cuerpo. Yo era la única que me había colado allí. La mayoría de los alumnos estaban con Payer. Algo andaba tramando ese hombre. Y no era nada bueno. - Summers.-dijo Lomya, y eso me hizo girarme bruscamente.-¿Realmente te apetece quedarte aquí? - No me apetece estar con Payer. O sea que sí. - Está Kilmen.-señaló. - Estoy bien aquí. - Entonces... practica con William. ¿William? Ese nombre no me sonaba de nada. Alguien se acercó a mi sigilosamente. Posó sus labios sobre mi oreja, lo que le causó un codazo en la barriga. No me gustaba que me asustasen, ni que se tomasen muchas confianzas conmigo. - Oh, lo siento.-dije sinceramente.-No quería hacer eso... - No pasa nada. Para algo es un entrenamiento.-sin duda, no había pillado el sarcasmo. William en realidad era Iuner. No me caía mal, pero no sabía su nombre. Simplemente nos habíamos visto en algunos entrenamientos. Era realmente fuerte, y no solía provocar a nadie. Aunque cuando lo hacía, era más que nada para que las chicas (generalmente) le atacasen para que él les dijese sus defectos. Ahí era cuando se demostraba quién era en realidad. - Pones demasiada tensión en la mano.-corrigió. - Y tú demasiada en hablar.-dije.-Calla y colócate. A veces yo resultaba fría y muy chula, lo que me causaba problemas. Por eso, aquella noche terminé con una costilla rota.

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